La Flauta Travesera

Hubo una vez en este país ande los jóvenes para hacerse hombres debían de superar una prueba, y esa prueba era hacer el servicio militar.
A mis hijos eso le sonará a chino, pero todavía está muy reciente para q lo hayamos olvidado.

A mi (como hijo de buen vecino) me tocó hacerla, lo q pasa es q decidí no hacerme hombre, pues eso de “perder” un año de mi corta vida en un lugar remoto y siguiendo unas reglas q con las q, sinceramente, no me identificaba (por no mencionar esos madrugones q no deben de ser buenos para la salud), pues escogí el otro camino q era la objeción de conciencia (el otro camino de la cárcel tampoco me seducía).

Mi objección estuvo de puta madre, pues me tocó en el centro cultural de alcantarilla ayudando a los conserjes del lugar (buena gente). Iba todos los días ha echar un par de horicas y no hacía nada.

En fin, yo cuento todo esto porque era principio de curso (finales de septiembre) y en ese centro cultural estaba la escuela de música, y yo tenía y tengo (y tendré) un amigo q se llama paco, paquito beltrán “el chocolatero”, para los q lo conocen no voy a descubrir nada, pero para los demás diré q es un crack entre los crack y no tendría palabra de elogios suficientes para decir lo q pienso de él.

El beltrán se caracteriza porque la palabra “ocio” no la conoce, siempre está haciendo cosas de provecho y si tiene un minuto libre es para estudiar o realizar alguna tarea extralaboral (el concepto dormir no entra en su diccionario), siempre he dicho q con diez beltranes se levantaría este país.

Todo esto viene a cuento porque por ese época, mi amigo venía de su periplo por irlanda de conocer nuevos idiomas y nuevas culturas, y tenía las tardes libres mientras no le salía nada, así q me comentó q le molaría aprender a tocar un instrumento musical y como tenía un flauta pues quería darle uso.

Yo lo le dije q ya habían echo selección de alumnos y q las clases estaban casi cerradas, pero como ya llevaba algunas semanas de objetor había echo migas con los profesores, así q le dije q se acercara a ver q se podía hacer. Y así fue como una tarde vino el beltrán al centro cultural y lo llevé a un aula donde estaban reunidos los profesores y se lo presenté y les dijo q él quería aprender a tocar la flauta, entonces ellos le dijeron q los dos primeros años no se tocan instrumentos sino q son de solfeo, cosa q hizo q mi amigo se echara para atrás pues dos años a nuestra edad ya se iba muy lejos, y ahí quedó la cosa.

Todo este rollo q os he metio se sintetiza en lo q pasó a continuación y es q uno de los profesores antes de marcharnos le hizo una pregunta y fue la de q “cómo tenía una flauta en su casa, pues es un instrumento muy caro y se suele tener cuando empiezas ya a tocarla y no en época de solfeo”, a lo q el “choco” contestó q era la flauta q tenía de cuando iba a la EGB de esas de plástico, y después de unos segundos de confusión y de quedarse perplejos con los ojos como platos, uno de los profesores dijo: “no hombre, aquí no se toca la flauta de plástico, nos referimos a una flauta travesera”, mi amigo beltrán se puso mu rojo y yo me salí del aula porque me caía al suelo de la risa mientras contemplaba a todos los profesores partiéndose el culo y cayéndoles lágrimas de la panzá de reír q se pegaron.

Y ahí termina mi anécdota, es para haberlo visto y después de contarla a lo mejor no parece tan divertida como a mi me pareció (cuando estoy triste, la recuerdo y la tristeza se va de un plumazo), pero desde entonces, entre la escuela de música de alcantarilla se cuenta como leyenda urbana y se rumorea q quieren poner a “san beltran” como patrón de los músicos de flauta travesera.